domingo, 25 de julio de 2010

el amaneramiento de la Filosofía Popular y sus corolarios políticos en la actualidad


Según sostienen los doctos, la filosofía popular se inició desde poco antes de mediados del siglo XVIII hasta fines de ese mismo siglo en Alemania. Sus practicantes diferían de la filosofía académica, que en su mayor parte era estimulada a partir de la "filosofía de Leibniz-Wolff". En vez de seguir esta filosofía, o ninguna de carácter sistemático, los filósofos populares emprendieron su ciencia a partir de la escritura de ensayos, aforismos, novelas y poemas, acerca de cuestiones que estimaban tenían un alcance humano concreto e inmediato: cuestiones relativas al hombre, a la sociedad, a la literatura, a los métodos de enseñanza, etc., y en su mayoría a cuestiones de carácter práctico, susceptibles de aplicación. Para Ferrater Mora, los filósofos populares alemanes, a diferencia de los franceses (entiéndase por estos aquellos que soportaron cultural e ideológicamente la Revolución Francesa), fueron, política y socialmente, muy tímidos: "como Federico II, hacían burla de las supersticiones religiosas y de las pedanterías escolásticas, pero dejaban el poder intocado".  Es decir, efectuaban un trabajo investigativo dentro de un campo que no ameritaba un compromiso político transformador. Proporcionaban una explicación reflexiva a las diversas cuestiones que brotaban desde las relaciones humanas, pero sin cuestionar el espíritu mismo que asentaba a esas relaciones y en las cuales se exhibía.

Lo 
popular de estos filósofos populares se engrosaba a partir de cada metro de distancia que tomaban en torno a la Academia. Los asuntos a tratar, diferenciados de los tópicos colegiados, daban oxígeno a su controvertida adjetivación. Sin embargo, ambas tendencias examinadoras compartían su devoción por acomodarse a un pensamiento que poco tuviera de convertidor y sí de cantidad en cogitación especulativa y meditación en praxis éticamente aceptable. El trabajo dirigido hacia lo cotidiano del hombre común de ciudad, no tenía como fin, para los filósofos populares, poner en tela de juicio el régimen social imperante, el cual sostenía las relaciones expresadas en la sociedad inspeccionada, sino únicamente entablar un proceso de pensamiento sobre nuevos temas inmediatos, ofreciendo una respuesta parsimoniosa desde un egoísmo subjetivo, el cual fecundara el cálculo utilitario que permitiera dirimir entre las mejores decisiones que conlleven a una placentera aventura en el transcurso de la vida moderna. El arraigo de clase y el clima cultural burgués que sujetaba el pensamiento de estos filósofos inmovilizaba su capacidad crítica sobre el hombre y la sociedad. De esta manera es que podían burlarse en complicidad junto a Federico II, desconociendo que la real burla la encarnaban ellos mismos al no cosechar ninguna extracción de verdad científica en su carrera de mente, la cual hubiera posibilitado culminar tajantemente el compañerismo de poder que compartían con príncipes en su lúdica diversión intelectual contra la abstracción académica. Su misión fue la de fomentar nuevos tópicos de investigación, que luego fueron cooptados por los programas de la misma Academia que ellos desestimaban. Su limitación y timidez, tanto social como política, condujo a que su potencial visión innovadora sea prensada en el órgano de poder continuista de la época.
 

Nueva amalgama avejentada
La presentación del Partido Unidad Popular en esta última semana en Lanús, con Víctor De Gennaro y Marta Maffei a la cabeza, enmarca el anuncio de una nueva expresión de continuidad de viejos concordatos que, bajo el tinte de lo popular (adjetivo que intentaría clarificar cierto posicionamiento hacia una metamorfosis social), sustentan el mantenimiento de las estructuras vigentes. Maffei, "como alternativa a los partidos tradicionales como el PJ y la UCR, instó a los militantes a construir un partido con miras a gobernar, basado en la organización popular. Opinó que para sostener un gobierno que piense en la gente los cambios necesarios deben estar sostenidos por el pueblo organizado". (LanúsNoticias 23/7) Más allá que Maffei intenta distanciarse de los partidos tradicionales (vemos que sólo se detiene en la sustancia de tradición de estos partidos y no ahonda en una caracterización más profunda sobre lo que podría desplegar ese concepto en relación a esos partidos y ser más precisa en su descripción; quizás la significación envuelva su sostén político), la Political-Playde la dirección del partido que acaba de presentar, se mueve de lado a lado entre sectores afines al radicalismo y al peronismo; desde el GEN, ARI, PS, UCR, hasta Pino Solanas.
Su pasado también dificulta una concepción que permita concebir a su espacio como separado de aquello que es tradicional, ya que su presidente de partido apoyó al actual intendente K de Lanús. En esta misma presentación De Gennaro hizo gala de su vaivén político y de su pésima capacidad para caracterizar eventos sociales que determinen su pronunciamiento político. Se refirió a Lanús criticando la gestión actual por "haber perdido una oportunidad histórica cuando en el 2007 los vecinos de Lanús votaron un cambio y estaban dispuestos a acompañar ese cambio (él mismo acompañó ese cambio), pero que desde la gestión se recostaron en las viejas estructuras y le dieron la espalda a los vecinos" (LanúsNoticias 23/7). Hagamos memoria y recordemos que en el 2007, De Gennaro declaraba"…Como habitante de Lanús no soy ajeno a los problemas que sufre el distrito. Lanús necesita de cambios profundos y ser reconstruida en muchos aspectos. En lo político fundamentalmente hay que producir un viraje y poner a la ciudad en el lugar que se merece. No tengo dudas de quien puede producir esos cambios políticos, sociales y realizar un gobierno municipal con y para la gente es Darío Díaz Pérez con quien compartimos una visión de país en conjunto, con quien a veces he tenido diferentes opiniones, pero por sobre todos las cosas compartimos desde los años setenta el trajinar de una política convulsionada, pero siempre en la búsqueda de un país grande y justo para todos. Hace tiempo que los partidos políticos tradicionales y sus estructuras como tales están en crisis, por ende, hoy más que nunca la división está entre corruptos y honestos. Y todos aquellos que nos encontramos entre estos últimos, debemos trabajar de manera conjunta por aquello que soñamos, luchamos y trabajamos día a día. En Lanús estamos transitando ese camino con Darío, para dejar atrás de manera definitiva, a aquellos hombres que años tras años llevaron a Lanús a la triste decadencia del presente…" (26/7/2007, en la Sede Central del FPV Lanús). Con esta declaración De Gennaro se ofrecía como peón de DDP, arrastrando a todo el movimiento de trabajadores que él mismo conducía. Su intención era la de promover un sindicalismo sojuzgado voluntariamente a la bota del Estado y de los partido patronales. ¿Este partido será la guía política que intente salirse de la tradición? Pues también el "pueblo organizado" del cual hablaba Maffei nos hacía oler a "comunidad organizada" peronista. ¿No es que han caído en la misma situación que los filósofos populares, y se ríen en connivencia con aquello que intentan declarar sutilmente como su contrapuesto?

A veces, de acuerdo al posicionamiento metodológico en el cual nos encontremos ante determinado objeto percibido, la óptica que podremos alcanzar sobre este será difusa y engañosa. De esta manera, aquello que es extremo puede ser considerado, erróneamente, como que es gris, podrá ser divisado como blanco o negro. También aquello medio o moderado.

Frente al amanuense amarillista

La direccionalidad que hoy debemos darle a cualquier tipo de filosofía popular es la de hacerla descubrir las reales problemáticas que tiene el hombre dentro de esta sociedad. Investigarlas sometiéndolas a un análisis exhaustivo, procurando alcanzar el núcleo duro de su sustancia y estimular la formulación de respuestas que superen las condiciones cuestionadas de las cuales partimos. Nuestra escritura deberá estar solventada de este material científico, el cual será el verdadero remedio que permita desinfectar la toxemia social que hoy rige y determina nuestras vidas.

Ante esta nueva iniciativa propongo un nuevo enfoque para la implementación de este pensamiento aquí en Lanús, presentando una asunto que poco dista de ser importante.
Más de treinta audiencias en el Ministerio de Trabajo de Lanús no han servido para que la patronal de Prophos pague las deudas que tiene con los trabajadores en concepto de salarios, aguinaldos, asignaciones familiares y aumentos. Esta misma patronal ha empezado a no pagar los sueldos en Hebos, la otra planta de la que también es dueña. En Hebos, los trabajadores respondieron con un paro y bloqueo en la puerta de planta. En la última asamblea de Prophos se resolvió bloquear la salida de Hebos. Esta medida pone a los trabajadores en la necesidad de generalizar la discusión del problema por medio de una asamblea general de las dos plantas para unificar fuerzas.
Ante semejante situación la pregunta es la siguiente: ¿cuál es
la Responsabilidad mayor de todo este asunto? Entendemos que tenemos trabajadores, un propietario de los medios de producción, los medios de producción. Sin embargo el propietario de los medios de producción no abona el salario correspondiente a los trabajadores para que estos puedan subsistir y continuar el proceso de producción. Fíjense que lo que aquí se evidencia es la imposibilidad de continuidad del método de explotación capitalista. La relación económica que impone este modo de producción se ve, en este ejemplo, autonegada. Por sus mismas herramientas, el capitalismo adquiere su propia disolución.

Esto denota la paradoja en la cual habiendo material para que el hombre pueda trabajar y producir, sin embargo se vea imposibilitado de hacerlo.
La propiedad privada de esos medios, destinados al usufructo de unos pocos, permite que miles de trabajadores, como los de Prophos o Hebos, se vean expulsados de sus lugares de trabajo y condenados a la miseria, debido a que de lo único que es dueño el trabajador dentro de este tipo de sociedad, es de su fuerza de trabajo, es decir, de su posibilidad de ser explotado por el capitalista, dueño de los medios de producción.
Alértense sobre esta problemática; el trabajo es el producto de la fuerza por el desplazamiento.
Lo que este sistema está llevando a cabo es el no permitir la fuerza desplazada, es decir, el trabajo. Su sometimiento a la inacción pasiva y a la descomposición inexorable del ser humano es lo que no debemos permitir.
Para ello es necesario interrogarnos sobre estas situaciones que nos atraviesan cotidianamente, enarbolando proposiciones que determinen sobre los verdaderos responsables de semejante atrocidad.

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