El arte representa la expresión humana más absoluta, en tanto que refiere a la plenitud y armonía que la existencia pretende. A su vez es también revolucionario en tanto que refiere a los bienes más preciosos que la sociedad clasista le niega. Justamente, esta negación que la sociedad capitalista genera es, entre otras, la de la posibilidad de desarrollar-se y de percibir-se artísticamente. Esta censura no se ejecuta de una manera tan presentemente personificada sino que se estipula como consecuencia de la crisis económico-social que el propio sistema suscita. Es decir, la satisfacción de las necesidades económicas y sociales se anteponen a la posibilidad de expresión artística. Todo ello, aún cuando hoy nos acercamos al índice de 20% de desocupación, y mientras que alcanzamos un 30% para el concepto de aquellos que viven en situación de pobreza. Este clima acarrea la no presencia de los niños en el ámbito escolar, en tanto que la deserción continua aumentando año tras año, producto de las necesidades primarias no satisfechas.
Ya lo ejemplificaba en formato de teorema, Christopher Caudwell: "Son las circunstancias las que aprisionan a la conciencia
y no viceversa. Juan es miembro de la clase obrera no porque carece de ilustración, sino que carece de ilustración porque pertenece a la clase obrera. Bertrand Russell, que escriben Praise of Idleness (En elogio del ocio), elogia con razón, pues, es listo porque es ocioso y burgués, y no ocioso y burgués porque es listo" (La agonía de la cultura burguesa).
Sin embargo, la garantía constitucional de educación, salud, trabajo y seguridad no se asegura ni siquiera en plan quinquenal alguno. Ya la educación pública fue recortada en el presupuesto 2010 que se aprobó en
El plan es destruir la enseñanza pública, desde sus programas y docentes, hasta el soporte edilicio, para forzar la implementación de una educación privada al servicio oneroso de aquellos que lucran con el saber.
A su vez, la ley de educación superior menemista, aún vigente en tiempos del gobierno "nacional y popular" y por la cual
Ni zote ni acrisolado alguno puede hacer vista gorda a este hecho y no dar cuenta de la direccionalidad privatista que se esta llevando a cabo en el proceso educativo-cultural de nuestro país.
La zoología de los administradores de la cultura comunal
La adefagia capitalista en la cultura llega también a Lanús, en donde los cursos que allí se dictan han dejado de ser gratuitos, para pasar a ser arancelados "de $10 para el primer mes y $8 para los siguientes" (
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